Desde setiembre de 2019 han cobrado notoriedad las dificultades que han debido enfrentar las empresas exportadoras de propóleos natural y/o procesado para poder colocar estas mercancías en el exterior. Al igual que ocurre con la miel, el propóleos producido en el Uruguay es exportado en su inmensa mayoría. El propóleos uruguayo se ha ganado un alto prestigio por su calidad, pudiéndose exportar todo lo producido a mercados muy exigentes, tales como: Nueva Zelanda, Alemania, Italia, etc.

 

Han transcurrido 12 meses sin haber surgido soluciones por lo que consideramos oportuno informar al sector apícola la información que la SAU ha podido recabar.

 

En años tan difíciles para la apicultura nacional como los que han transcurrido desde febrero de 2015, cuando se derrumbara el precio de la miel que se le paga al productor, el apicultor, para mitigar la pérdida de rentabilidad, se ha esforzado en producir y vender propóleos. Sin embargo, se ha dado la paradoja que, aun cumpliendo con las exigencias impuestas por los compradores extranjeros, surgieron exigencias impuestas por las autoridades competentes del MGAP (Dirección de Laboratorios Veterinarios, DILAVE) que han determinado meses y meses para concretar las exportaciones. Estas exigencias implican costos administrativos y analíticos que, obviamente, los pagan los apicultores. A ello se suma el riesgo de perder transitoria o definitivamente a los compradores extranjeros, con las correspondientes consecuencias negativas para las empresas exportadoras y apicultores.

 

En principio, las dificultades se han centrado en las exigencias requeridas por parte del MGAP para la firma del certificado de aptitud del propóleos como producto apto para el consumo humano, siendo la DILAVE la dependencia que determina los criterios que se deben cumplir.

 

Ante esta situación, la Sociedad Apícola Uruguaya, buscó información en la normativa del MGAP referente al propóleos, en la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola y a nivel del sector exportador, con el fin de interpretar correctamente los hechos.

 

En la normativa del MGAP encontramos un par de resoluciones de las cuales surgen inquietudes que, a nuestro juicio, están vinculadas con las trabas actuales que deben superar las exportaciones de propóleos apto para consumo humano.

 

De acuerdo a la resolución Dirección General de Servicios Ganaderos (DGSG) del MGAP Nº197/2011 de 17 de noviembre de 2011:

 

“1. Dispónese el monitoreo de residuos biológicos en propóleos con destino a exportación. Las sustancias a investigar y los límites máximos de residuos, serán determinados por el Servicio Oficial, de acuerdo a los requerimientos de cada mercado comprador.

  1. Compete a la División Laboratorios Veterinarios Miguel C. Rubino (DILAVE), el retiro de muestras de propóleos por cada lote con destino a exportación y la determinación del laboratorio habilitado para realizarlos análisis correspondientes, en coordinación con el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), según los términos establecidos en el Acuerdo de Cooperación Técnica suscrito el 2 de diciembre de 2010 entre ambas instituciones.
  2. En caso de detección de sustancias prohibidas o por encima de los límites máximos de residuos (LMR), el Servicio Oficial no extenderá el Certificado Zoosanitario de exportación por el lote afectado. El Servicio Oficial determinará el destino de la mercadería, de acuerdo al nivel de riesgo sanitario de la misma.
  3. Cométase a DILAVE, en el marco del Programa Nacional de Residuos Biológicos, el diseño de un manual de procedimiento de extracción de muestras, de acuerdo a las normas nacionales y recomendaciones internacionales.”

Hasta donde recogimos información, aun no se habría cumplido con los numerales 2 y 4. Esto determina que las empresas exportadoras dispongan de un laboratorio de referencia nacional o extranjero habilitados para la ejecución de la analítica. Tampoco se dispondría del “manual de procedimiento de extracción de muestras”.

En la resolución ministerial de 27 de febrero de 2012DGSG/Nº 33/012, sólo se resuelve sustituir el numeral 1 de la resolución Nº197/2011 de 17 de noviembre de 2011 por: “Dispónese el monitoreo de residuos biológicos en propóleos con destino a exportación. Queda exceptuado el extracto alcohólico de propóleos para investigación de oxitetraciclina, cuando sea sometido a tratamiento térmico que destruya dicho compuesto.

Las sustancias a investigar y los límites máximos de residuos, serán determinados por el Servicio Oficial, de acuerdo a los requerimientos de cada mercado comprador”.

 

La SAU, a través de su delegado en la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola, recogió que en el MGAP se está trabajando en la redacción de un protocolo que explicite las exigencias que deben reunirse para lograr la firma del certificado de aptitud del propóleos con destino a exportación para el consumo humano.

 

Considerando que no se pudo detectar alguna otra normativa oficial desde 2012, no se entiende la razón por la cual queda trabada la exportación de propóleos natural y procesado desde 2019. Si hasta 2019 no hubo objeciones que impidieran la exportación fluida del propóleos, ¿qué ocurrió entonces como para desencadenar consecuencias tan graves?

 

A los efectos de cuantificar la magnitud del problema describiremos algunos datos que surgen de los registros de exportación. Desde 2005 al 2018 fue decreciendo la cantidad de propóleos natural exportado mientras que, paralelamente, fue en aumento la cantidad de propóleos procesado que se exportó. Esto permitió un aumento en el precio del kilogramo de propóleos pago al apicultor. En 2018 se alcanzó el máximo de kilogramos exportados, unos 30.000 kg, lo cual significó un ingreso a los apicultores de unos 700.000 dólares. En 2019 sólo se exportaron unos 15.000 kg. A partir de setiembre de 2019, la situación se agravó a tal punto que la mayoría de los apicultores desde entonces no ha podido vender su propóleos por no haber empresa compradora localmente. En lo que va de 2020 sólo se han exportado 722 kg de propóleos, todo procesado (extracto). Este derrumbe se reflejó en la compra de propóleos a los apicultores. A modo de ejemplo, las compras de propóleos en kilogramos de una empresa de referencia, cayeron a un 5% durante 2020. Corresponde agregar, que promediamente, el precio pago al productor aumentó progresivamente desde 2005 desde unos 14 dólares el kg hasta unos 27 dólares en 2019. Es una pena que el esfuerzo de tantos años realizado por apicultores y empresas comercializadoras de propóleos por expandir la exportación de propóleos y posicionar a Uruguay en un lugar de privilegio en el mercado internacional, se vea en retroceso por exigencias internas difíciles de justificar y superar.

 

El sector apícola se está retrayendo progresivamente en los últimos años. Se ha perdido un 25%-30% de apicultores registrados. El número de colmenas decrece a menor velocidad. Sucesivos gobiernos nacionales han resaltado la importancia de las abejas como agentes polinizadoras y de los apicultores como generadores de fuentes de trabajo directas e indirectas, así como, de divisas para el país. Si bien es cierto, que hay factores que no dependen prioritariamente de cualquier gobierno nacional, como ser, cambio climático, exigencias del mercado internacional y precio internacional de la miel con destino a exportación, también los hay aquellos que dependen del Estado y que podrían colaborar para recuperar la rentabilidad y sustentabilidad perdidas en pocos años.

 

Asistimos a una contradicción permanente entre las expresiones de voluntad de los gobernantes en cuanto a colaborar con la apicultura y la realidad diaria. ¿Qué medidas de apoyo han recibido los apicultores en estos años desde el Estado que hayan permitido algún beneficio significativo?  Más allá de los planes de emergencia para determinadas franjas, los apicultores no han recibido prácticamente nada.

 

Tanto gobernantes como apicultores tienen claro cuáles son las causas del deterioro económico en la apicultura. Es por ello que no ahondaremos en las mismas, sino que nos centraremos en la problemática inicial: la exportación de propóleos.

 

La Sociedad Apícola Uruguaya reconoce todo el trabajo realizado ante las autoridades del MGAP por la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola desde que surgiera este problema tratando de revertirlo.

 

El motivo de este artículo ha sido:

 

informar y documentar ante la opinión pública el daño que está sufriendo la apicultura nacional (productores y empresas exportadoras) por decisiones tomadas en el ámbito del MGAP.

solicitar por esta vía indirecta, pero institucional, al MGAP la búsqueda de soluciones a la brevedad en lo que se refiere a las exigencias analíticas que se le están imponiendo al propóleos destinado a exportación. Esto no significa que se pretenda minimizar o ignorar los criterios de inocuidad. Se asume, como lo asume la comunidad científica internacional, que la inocuidad no sólo depende de la presencia o no de determinado agente químico, sino que también del riesgo de exposición al mismo. Es evidente que la mayoría de los alimentos que consume nuestra población tienen residuos de contaminantes químicos a los cuales se está en mucho mayor riesgo de exposición, que el que pudiera implicar el consumo de propóleos con fines medicinales.

Confiamos en que las autoridades competentes del MGAP harán el mayor de los esfuerzos para defender los intereses del sector apícola y preservar la imagen de Uruguay como exportador de alimentos inocuos y trazables.

 

Esperamos que se pueda destrabar esta situación a la brevedad. Si las soluciones llegan tarde dejarán de ser soluciones para centenares de apicultores que seguirán abandonando su profesión por la inviabilidad económica de sus emprendimientos.

 

Comisión Directiva – Sociedad Apícola Uruguaya

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