Polen

El polen es recolectado de las flores por las abejas y se ha incorporado a la alimentación humana por tratarse de un alimento natural rico en nutrientes con numerosas propiedades terapéuticas.
Los granos de polen están constituidos por miles de corpúsculos microscópicos que contienen aminoácidos, lípidos, vitaminas, flavonoides, oligoelementos, minerales y fibra. Se encuentran los 8 aminoácidos esenciales para el hombre, siendo muy elevado el valor biológico de sus proteínas, de alta digestibilidad.
La presencia de fibra y ácidos grasos no saturados en el polen, ejerce una influencia sinérgica sobre la reducción del colesterol, lo que se ve favorecido por la capacidad de uno de los esteroles, como el sitosterol, de reducir su síntesis a nivel del intestino delgado. Por otra parte los esteroles vegetales presentes en el polen son esenciales para la formación de hormonas esteroideas. Ningún otro alimento posee tantas vitaminas como el polen, donde sobresalen las del complejo B, la C y los carotenos (pro vitamina A).
Rico en minerales como potasio, hierro y calcio, el polen resulta una fuente valiosa de oligoelementos como el selenio (cofactor de la glutación peroxidasa, importante enzima antioxidante), el magnesio, zinc, cobre y otros.
El color predominante suele ser el amarillo, aunque según las especies botánicas de las que procede hay pólenes con gran diversidad de colores.
Entre otras propiedades del polen se destacan, además de su valiosa capacidad nutricional, su poder revitalizante, energizante y antioxidante, por lo que se emplea en personas sometidas a un esfuerzo físico e intelectual y/o con una alimentación insuficiente. En los deportistas se observa aumento del rendimiento e incremento de lumbral de cansancio físico y psíquico.
El polen resulta un complemento altamente valioso en personas con afecciones reumáticas, colesterol elevado, prostatismo, enfermedades de la piel, anemias y en personas que cumplen dietas estrictas para adelgazar. En 1992 se publicó en Lancet un estudio realizado en la Universidad John Hopkins de EE.UU, donde los autores comprobaron que al suplementar la dieta de los ancianos con moderadas cantidades de micronutrientes, presentes en el polen, se mejora la inmunidad y decrece el riesgo de infecciones. Otro de los usos del polen está basado en su capacidad desintoxicante hepática, siendo útil en personas que buscan abandonar el alcoholismo.
Una buena dosis de polen granulado es de 20 a 40 gramos por día, pero debe saberse que no se conocen efectos secundarios o negativos por la ingesta de cantidades mayores.